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Wednesday, July 13, 2016

Las historias que nos contamos

En el colegio, en la universidad, en nuestro trabajo, en nuestra casa y con nuestros amigos podemos tener días buenos y días malos cuando nada parece salir bien. Vemos ante nuestros ojos una cadena de eventos que nos hacen perder — una vez más — la fe en la humanidad: La llamada que no recibimos, las palabras que escuchamos, las fotos que vimos, los gestos, las miradas... todos son hechos irrefutables y verificables objetivamente y todos nos molestan.
Al lado de éstos hechos, y sin darnos cuenta, vamos armando una historia para tratar de comprenderlos. Es algo muy natural, así trabaja nuestra mente, y es necesario que seamos conscientes de ello: una cosa son los hechos, y otra muy distinta las historias que nos contamos acerca de ellos. Surge entonces un gran problema: tenemos la tendencia de armar historias con gran facilidad y casi todas ellas llenas de maldad; las confundimos con los hechos y luego las consideramos como reales.
¿Cuántos problemas habremos armado por culpa ese hábito de contarnos historias?. Difícil saberlo. Es importante que tengamos presente ésta tendencia y procuremos actuar en consecuencia. Mark Twain decía: "En la vida he tenido muchos problemas y la mayoría de ellos no sucedió".
¿Qué podemos hacer para verificar las historias que nos contamos? Lo más evidente, pero también lo más difícil en esos momentos es: comunicarnos. Basta con decirle a nuestro interlocutor: "Esta es la historia que me estoy contando a mí mismo sobre ésto: ...." y concluir diciendo: "¿Estoy en lo cierto, o es solo mi historia?"
Para bien o para mal, esta capacidad nuestra para armar historias sobre nuestra realidad determina nuestra visión del mundo, nuestra identidad. Como éste es un problema de visión, miremos la estrategia de los lentes que nos propone Tony Schwartz:
Cada uno de nosotros ve el mundo a través de un lente que determina la visión de la realidad que tenemos, es decir, que las cosas no necesariamente suceden como las veo. Paul Simon decía: "Un hombre ve lo que desea ver e ignora el resto". Pero para un sano vivir, debemos aprender a ver a través una gama más amplia de lentes.

Lentes Reflexivos

Para usar estos lentes, si notamos que estamos siendo provocados, debemos hacernos éstas dos preguntas: "¿cuáles son los hechos aquí?" y "¿cuál es la historia que me estoy contando sobre esos hechos?". Esto nos permite hacer la diferencia y reflexionar si la historia sí tiene algo que ver con los hechos o si hay otras historias alternativas que podríamos contarnos sobre ellos.

Lentes inversas

Esta lente nos lleva a observar la situación a través de los ojos de nuestro supuesto antagonista. No conlleva a sacrificar nuestra posición, sino tener una visión más amplia de la situación: "¿Qué siente él y cómo explicaría lo sucedido?". Valore a la otra persona, aplique algo de comprensión y preguntele; seguramente ella le retribuya esa valoración y comprensión.

Lentes Largas

Es posible que después de mucho examinar los hechos y las historias no haya manera de ver positivamente la situación. La lente larga nos permitirá salir de nuestro fangoso presente y proyectar un futuro mejor. Debemos, aquí, ser conscientes de dos cosas: La primera, es que en medio de situaciones difíciles es casi imposible imaginarnos futuros mejores, luego hay que hacer un esfuerzo consciente; la segunda, es que por mala e devastadora que sea la situación presente, el ser humano, por naturaleza, tiende a superarla hasta alcanzar estados anímicos normales.

Para finalizar, no olvidemos que tenemos más control sobre las situaciones del que creemos, podemos elegir cómo experimentamos los hechos y cómo los afrontamos.

* Éste artículo se basó en contenidos del libro: La anti-productividad de Tony Schwartz y otros.

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